Painkiller es, en muchos aspectos, el último de su clase, superviviente de una época en la que los juegos no se tomaban tan en serio a sí mismos y el objetivo principal era la diversión sin pretensiones. No hay marines, invasiones a los EEUU o ni siquiera una Guerra Mundial que justifique nuestra lucha, tan solo el jugador, legiones de enemigos y, entre ambos, un arma absurdamente potente.
Salido del estudio polaco "People Can Fly", entonces virtualmente desconocido en el panorama internacional, Painkiller hereda y expande la formula de los FPS clásicos; Doom, Duke Nukem 3D y Serious Sam y nos pone en la piel de Daniel Garner, que tras un accidente de coche se vé atrapado en el purgatorio. La única opción que se le da para escapar es la de ir a acabar con las interminables hordas de Lucifer y aniquilar sus generales.
A partir de entonces, se produce una sucesión constante de demonios, una orgia de balas, sangre y diversión a través de los diferentes escenarios del purgatorio, con un arsenal de variopintas y ridículamente alocadas armas, entre ellas una ametralladora de shurikens y rayos, un lanzaestacas y lanzagranadas, o una ametralladora gatling que también dispara cohetes. Painkiller es veloz y satisfactorio, y ofrece diversión sin compromiso, con un elevado grado de rejugabilidad.
No se le puede pedir más, y no es necesario hacerlo. Si eres fan de la acción frenética, no te va a decepcionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario